La historia de Petrova en el certamen nipón fue más que particular. Comenzó el torneo como preclasificada a raíz de una ausencia de una colega a último momento, arrastró durante toda la semana un dolor en la espalda, jugó dos partidos altamente dramáticos y por primera vez en su carrera venció a tres top-ten en una misma competencia. Un verdadero combo completo para lograr su duodécimo título de la WTA y el más importante en su carrera.
"Es fantástico. Este es el torneo más grande que he ganado. Nunca pensé que llegaría a este punto", señaló la ex número tres de mundo, de 30 años, tras la consagración, luego de una hora y 41 minutos de acción.
Pero vayamos por partes. Petrova empezó bien la semana por cuestiones ajenas, y nunca esperadas. La baja a último momento de la rusa Maria Kirilenko, quien abandonó en Seúl, le abrió la puerta a la preclasificación y a un cuadro favorable tras la rápida caída de la checa Petra Kvitova, cuarta cabeza de serie, por su llave. Claro, debía saber aprovecharlo. Y encima su actualidad no era sencilla, dado que ella también arrastraba dolores en la espalda que la llevaron a tomar la decisión de no presentarse en su partido de segunda ronda en Corea del Sur. No obstante, se animó a dar el paso.
Y el inicio tampoco fue sencillo. Ya que luego de buenos triunfos ante la china Shuai Peng y la rumana Simona Halep, debió batallar de lo lindo durante tres horas ante la ascendente croata Petra Martic. Pero hubo más, porque en cuartos de final levantó un partido tremendo ante la italiana Sara Errani, sexta favorita, luego de estar 3-6 y 1-4. Fue victoria por 6-3 en el tercero; y el primero de sus festejos ante jugadoras top-ten en el certamen.
Luego fue el turno de la australiana Samantha Stosur, a la que derrotó en sets corridos y le permitió festejar ante dos jugadores de elite en una misma semana después de cuatro años. Paradójicamente su última vez había sido en Tokio, en 2008. Y luego el golpe de gracia, tras una hora y 41 minutos, venció a Agnieszka Radwanska, número tres del mundo y defensora del título. Tercer triunfo ante una jugadora dentro de las diez del mundo en un torneo, algo que consiguió por primera vez en su carrera. Y de yapa, título en el bolsillo.
El duelo de este sábado fue muy cambiante, con una clara dominadora en cada uno de los sets y de absoluta paridad en el tercer parcial. La diferencia sobre el final se dio por el pragmatismo de la rusa, que capitalizó la única posibilidad de quiebre. Ya cansadas ambas, el saque de las dos funcionó bien en la última manga (Petrova perdió seis puntos al saque; y Radwanska, ocho), algo que no había pasado durante todo el partido, pero la N° 18 del mundo fue la que pudo romper el servicio y quedarse con el festejo.
Petrova, de esta manera, se alzó con su duodécimo título en su carrera y el segundo en la temporada, luego del logrado en s'Hertogenbosch. Justamente sobre el césped su derrotada había sido la menor de las Radwanska, Urszula, por lo que en este 2012 se ha convertido en una verdadera pesadilla para la familia polaca.
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